ESCOCIA
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  APUNTES ESCOCESES

Escocia, una vez conocida, se antoja como una Escandinavia en miniatura. El este, con sus relieves tendidos que albergan muchos de los principales núcleos urbanos, se asemeja a las llanuras suecas, mientras que el agreste y despoblado oeste, con sus altos montes y firths (fiordos), recuerda constantemente a los paisajes noruegos; e incluso el norte deforestado parece querer evocar a la tundra, falsa tundra en todo caso, coronada ya en pleno océano por multitud de islas, como en la complicada costa noruega. Hasta las islas Hébridas en el noroeste parecen querer imitar con su posición a las encrespadas Lofoten y Vesteralen en la Península Escandinava, todas con sus recortadas costas salpicadas de bahías. La escala impide, de todas formas, similitudes como los espectaculares glaciares noruegos, aunque sí existen en Escocia claras huellas de los que existieron en el Cuaternario, labrando preciosos valles en forma de U.

paisaje de las HighlandsDos son los atractivos principales que definen y exclusivizan a Escocia del resto de los destinos europeos. Uno es la peculiar magia de sus castillos medievales, tan diferentes de los centroeuropeos o de los castellanos, situados muchos de ellos en diminutos islotes, en estrechos promontorios, o frente a estrechos y elongados lagos. Otro es el paisaje de los Highlands, poderosos montes de formas romas, surcados por bandas y parches de colores verdes y negros que corresponden a praderas y brezales montanos. Otros atractivos, como algunas de sus ciudades, sus bosques y sus lagos, son muy apreciables; pero bellas ciudades, hayedos y robledales frondosos, e incluso lagos marcados por fuertes relieves, también abundan en Europa. Definitivamente, son los castillos y los paisajes altomontanos los atractivos que animan a elegir Escocia como algo diferente frente a otros lugares del continente.

Hay dos formas de viajar por Escocia, una es lanzándose al descubrimiento, recorriéndolo de norte a sur, otra es seleccionando cuidadosamente, a partir de esa joya urbana que es la ciudad de Edimburgo, qué castillos y parques naturales se van a visitar. En el primer caso, hay que decir que Escocia puede decepcionar a turistas que deciden perderse sin más, sin ese sentido “geográfico” de pretender conocer un país con todas sus consecuencias. Escocia no es Asturias o Cantabria, regiones que vaya por donde vaya, se disfrutará de vistas fascinadoras. Escocia no es tampoco Suiza, y perderse por el este o por el sur puede resultar aburrido, una vez asumido el encanto de los verdores europeos. Por lo tanto, al que le guste perderse sin rumbo, se le aconseja el oeste, y en concreto el noroeste, fantástico lugar donde los firths se confunden con los lochs. Es decir, que uno a veces no sabe bien si la masa de agua que tiene enfrente es lago o ría de mar.

Dicen que el mejor momento para visitar Escocia es en otoño, para disfrutar del colorido de sus bosques atlánticos y de las lentas puestas de sol en la isla de Skye. Pero en cuanto a confort climático se refiere, junio (preferiblemente segunda quincena) es el mes ideal. Las inevitables lluvias suelen centrarse más en la vecina Inglaterra y la luz acompañará en largos evenings, para amanecer poco después hacia las cuatro de la mañana.

Mencionar con cierto detalle qué lugares concretos hay o no hay que visitar es comprensiblemente Castillo Eilian Donnaninarbordable, sobre todo para mí, interesado tanto en la glamorosa Edimburgo como en la decadente Glasgow, tanto en la masificada Dundee como en la delicada y pétrea Aberdeen, tanto en la intrincada Inverness como en la ortogonal Perth. Sí me arriesgaría a decir, en cuanto a castillos, no perder el tiempo -sobre todo si se va con los días apretados- en los de Edimburgo y Stirling, con sus grandes salones renacentistas atestados de turistas, y centrarse más en los recónditos, a menudo no fácilmente localizables, castillos que salpican Escocia de norte a sur. La elección está en vuestra mano sólo con escribir en un buscador “castillos Escoceses” y tener la paciencia suficiente para hacer una cuidadosa elección. Si acaso, lo único imperdonable, si se visita Escocia, sería perderse el castillo de Aaaaaarrrrrggggg, esa torre que casi no cabe en su islote, exaltado por los Monty Pithon en su película “Los Caballeros de la Mesa Cuadrada”, es por ello que os daré dos pistas para localizarlo: su nombre real, Stalker, y un lugar, junto al Firth of Lorn.

En esta película, Aaaaarrrrrrgggg también es el nombre de un monstruo chapucero con una docena de ojos en la Lago Nesscara, pero no tanto como lo es el monstruo del Loch Ness, del cual se sigue sacando bastantes pounds en souvenirs, incluso una vez admitido por ellos mismos que es imposible que tal bicho esté ahí abajo. No obstante, los escoceses saben que “tourists take a fancy to the monster”, esto es, que a la gente sigue añorando el monstruo aunque se les diga oficialmente que no existe, porque ¿quién podría negarle un Nessy a un niño? Son, por todo ello, mucho más honestos que esos lugares vende-vírgenes donde se han creado espectaculares complejos milagreros. En Escocia, que se sepa, no han aparecido vírgenes, sólo monstruos y destilerías de whisky, donde los aficionados a los spirits pueden visitar emblemáticos lugares de peregrinación, tan respetables como los otros, materializados en destilerías como Chivas Regal o Cardhu.

Y para acabar, un último consejo para los aficionados/as a ir de compras: no dejar de recorrer la calle Victoria Street en Edimburgo, donde se podrá comprar ropa “retro”, artículos de Navidad, minerales, sombreros... o si no se quiere comprar, simplemente admirar sus fachadas y escaparates.

Victoria street, Edimburgo


Para saber más:

Pagina de la oficina de turismo de Escocia (en español)
http://international.visitscotland.com/es/

texto y fotos:
Alvaro Blázquez Jimenez

 

Campaña comercio justo

 
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