La ciudad
de la luz, para alguien que viene del sur, es un tanto claroscuro, eso sí
realzada por un sol que se cuela con fuerza por entre las nubes. Quizá
dónde mejor se aprecie su luminosidad sea en la noche, disfrutando
de la majestuosidad de Notre Dame, de sus farolas y volúmenes realzados
por una espléndida iluminación. Una joya del gótico que
gracias al movimiento romántico, y a la popular novela de Victor Hugo
“Nuestra Señora de París” se consiguió restaurar
generosamente a mediados del siglo XIX. La entrada al templo es gratuita,
y el poder pasear sosegadamente por su interior es un placer que se acrecienta
al atardecer, cuando la luz penetra, al igual que desde hace 700 años,
por el enorme rosetón tantas veces imitado.

Con una altura de
35 m. y 130 de largo, su interior sirvió de modelo para todas las
catedrales góticas. Casi todas las vidrieras laterales son una reconstrucción
de 1965, cuyos originales, lo que queda, se encuentran en el muy recomendable
museo de la Edad Media (metro Cluny). Este museo, al igual que el resto
de los museos nacionales, se puede visitar gratuitamente el primer domingo
de cada mes. Cuestión a tener en cuenta dado el desorbitado precio
de las entradas. En contrapartida, la belleza y “saber hacer”
queda manifiesto al poder contemplar de cerca auténticas obras maestras,
lejos del concepto de “almacén” que impera aún
en algunos museos españoles. Uno de los tesoros de este museo medieval
es la sala de los tapices de la dama y el unicornio, del siglo XV, una ocasión
única para evocar la vida señorial (de algunos privilegiados),
junto con la majestuosidad de los vestigios romanos de las termas del siglo
III. (ojo: hay múltiples actividades paralelas, entre ellas, conciertos
de música de época, gratis; hay que reservar en taquilla).
No muy lejos y pasando por la Soborna y la “grandeur” del Panteón,
se encuentra la animada rue Mouffetard, (“La Mouff” para los
parisinos) frecuentada por universitarios y repleta de pequeños y
pintorescos restaurantes.

Para aquellos que no se adapten a los horarios europeos de la hora de comer,
y quieran evitar una digestión pesada y somnolienta, les recomendamos
“Le Potager du Marais” en la calle Rambuteau, 22, en el distrito
3. El restaurante más estrecho de la ciudad, vegetariano, abierto
desde las 12 hasta las 10:30 de la noche ininterrumpidamente, todos los
días, y con menú a mediodía a 12 €, y a la noche
de 15 €. Todos los ingredientes proceden de la agricultura biológica,
sin pesticidas ni abonos químicos. Al lado del ayuntamiento y a diez
minutos en metro del Louvre.
Si lo tuyo es el picoteo ligero, puedes elegir entre los múltiples
cafés, pastelerías, restaurantes o supermercados del barrio
judío (calle Rosiers), o tomar un tentempié en el barrio-quartier
de la Goutte D’or, (metro Barbés), trasladándote en
pleno centro de París, al ajetreo propio de cualquier país
musulmán.
Al otro lado del Sena, se puede degustar en la cafetería del Instituto
del Mundo Árabe (metro Jussieu) un variado menú degustación
por poco dinero y terminar con un té verde con menta, en el ambientado
café-zoco, donde podemos adquirir artesanía propia de la zona.
Todo ello sin desmerecer una visita al museo (en la planta 7ª, o si
tu tarjeta de crédito goza de buena salud, disfrutar de la cocina
y panorámica en el restaurante azotea del Instituto)
Para los más exóticos, siempre queda la posibilidad de perderse
en el laberíntico centro comercial “Les Olympiades” (Metro
Porte d’Ivry) autentico chinatown, la mayor concentración en
Europa de comercios y tiendas asiáticos. Merece la pena darse una
vuelta por el barrio, poblado por los descendientes de los más de
120.000 indochinos que “llegaron” a Francia durante la Primera
Guerra Mundial.
Más recoleto es el pequeño mercado africano, Marché
Dejean, colorista en los trajes multicolor de las mujeres, repleto en sus
alrededores de olorosas tiendas de especias y curiosos postizos de pelo
natural, todo ello adobado con una multitud de acentos e idiomas de lejanos
rincones de África.
Ahora bien, si lo que te apetece es ver el París de los parisinos,
puedes refugiarte en alguno de los placenteros jardines del centro: La plaza
de los Vosgos, jardines de Luxemburgo, o del Palacio Real. Auténticos
oasis, con sillas y tumbonas metálicas, disponibles para lectores,
mamás, (y algún papá) con sus retoños, jugadores
de ajedrez o “adoradores” del astro rey, que no dudan en echarse
una cabezadita al resolillo, en medio de un placentero silencio.
Otro lugar para toparse con los habitantes de esta ciudad son los siempre
concurridos restaurantes y sobre todo cafés parisinos, toda una institución:
Las terrazas, con mesas circulares de reducidas dimensiones y apretado espacio,
a las que no renuncian ni en el gélido invierno, gracias al ingenio
de las sombrillas-calefactores y plásticos transparentes a modo de
cristaleras. El mejor momento para disfrutar del paisaje es al final de
la jornada, a la hora del “apéritif” de los parisinos,
entre las 5 y las 7 de la tarde. Un aviso: evítense las zonas hiperturísticas,
como Notredame, Montmartre y prepárese la cartera (algunas recomendaciones:
Rue les Abbesses, Rue Mouffetard, Rue St-André des Arts, por ej.)
Los fines de semana se pueden ver a grupos de amigos y parejas hacer picnic
junto a canal de La Villete y sus esclusas (Metro Jaurès o Stalingrad)
o pasear en bici (hay cientos de kms para carriles-bici) hasta la Ciudad
de las Ciencias y su esplendido parque. (Se puede visitar “El argonauta”,
un auténtico submarino, por dentro).
Si prefieres que te enseñen la ciudad, una forma diferente y divertida
de visitarla es en bici o en patines. Pregunta en cualquier oficina de turismo.
Para enterarte de las exposiciones, museos (horarios y precios), música,
cine o teatro puedes comprar en cualquier quiosco el “Pariscope”
(0,40 €), un semanal tipo “Guía del Ocio”.
En temporada alta, visitar el Museo del Louvre puede convertirse en un vía
crucis de infinitas colas. Puedes adquirir tus entradas en las máquinas
expendedoras, tipo cajero, con tarjeta de crédito, en el carrusel
del Louvre (entrada por rue Rivoli) o la boca de metro directa (Palacio
Real-Museo del Louvre). Una entrada apenas conocida, hasta ahora, es la
del final del ala “Denon”, en frente de las Tullerias y junto
al Pont Royal. Permite
el acceso casi directo a la Gioconda, y cuenta con taquillas y guardarropa
(opción muy útil para desprenderse del ropaje invernal o para
dejar el almuerzo a buen recaudo, siempre discretamente, y que no sea un
oloroso camembert). Para los minuciosos, hay dos días a la semana
con horario nocturno, hasta las 21:45. Una recomendación: pasear
de noche por los patios del museo, abierto hasta las diez, iluminados tenuemente,
lo suficiente para disfrutar de sus formas y apreciar otra visión
de la pirámide de cristal. No te asustes si ves a una pareja de polis,
en patines.
París cuenta con más de 150 museos: uno muy recomendable es
el de Artes Asiáticas. (metro Iena): 5.000 años de arte, todas
las culturas asiáticas. Impresionante. Para moverte por la ciudad,
lo más rápido es el metro. Cuidado con la falta de indicadores
(el instinto latino y la intuición son imprescindibles, en el país
de la razón y los cartesianos). Sale a cuenta comprar un pase semanal
(zona 1 y 2), que sirve para metro, bus y RER si la estancia es superior
a tres o cuatro días y quieres moverte con libertad. Se pueden adquirir
en las máquinas expendedoras (también con tarjeta) en los
vestíbulos.
Si se llega por avión la opción más rápida,
y económica, es el RER (metro rápido). Desde el aeropuerto
de Orly hay un ramal, el Orlyval, que enlaza con el RER B y te deja en el
centro en 50 minutos.
Una opción interesante, a la hora de elegir el alojamiento,
es alejarse del meollo turístico y buscar algún
hotel a dos o tres paradas del RER (10 min.) del centro. Hay que
tener en cuenta que París es la ciudad más turística
del mundo y sus hoteles con clientela asegurada, apenas renovados.
Bon voyage!
Eguzki
y Azucena
Para
saber más
* Libros:
- DICKENS, CHARLES. Historia
de dos ciudades
- ZOLA, EMIL. El paraíso de las damas
- VILA-MATAS, ENRIQUE. Bartleby y compañía
- GIRALT TORRENTE, MARCOS. París
- CORTÁZAR, JULIO. Rayuela
* Internet:
http://www.ratp.fr/ParisVisite/fr/index.htm
http://www.parisinfo.com/es/
http://www.paris.fr/fr/culture/
http://www.louvre.fr
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