CUADERNO DE VIAJE
 VIAJES Y VIAJEROS
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VIAJE A SICILIA
SEPTIEMBRE 2003

DE CÓMO SEIS INTRÉPIDOS CASTELLANOS ARRIBARON A LA PENÍNSULA ITÁLICA, VIAJARON HACIA EL SUR, CRUZARON EL ESTRECHO DE MESSINA Y FINALMENTE A LA ISLA DE SICILIA.
Y DE LAS DICHAS Y LAS PENAS QUE ALLÍ PASARON. Y DE LA FRANQUICIA DE HERTZ QUE PADECIERON
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El sexto es el fotógrafo

 Texto y fotos: Pilar Moreno Valencia
Carlos Bravo Dura 
(Para ver qué es cada foto pon el puntero del ratón encima)
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CAPÍTULO I

DE LA CIUDAD DE HERCULANO, LA DE POMPEYA, LA TEMPESTAD SOBRE SORRENTO Y EL DULCE ATARDECER EN PAESTUM. LLEGADA DE LOS CANSADOS VIAJEROS A LA POSADA DE REGGIO DI CALABRIA

La ciudad de Herculano, según el mito, fue fundada por Hércules a su regreso de la península Ibérica. Estaba rodeada de una muralla entre el Vesuvio y el mar. La erupción del Vesuvio en el año 79 d.C. la sepultó. Se ha venido excavando desde el siglo XVIII, y todavía falta por excavar mas de la mitad, pese a que era una ciudad pequeña. La vimos con toda tranquilidad. Primero la panorámica general desde arriba, después las diferentes casas y edificios públicos. Una calle de HerculanoNos llamaron la atención las lenguas de lava sólida entrando por puertas y ventanas, y también las puertas de madera fosilizada por la lava. Nos detuvimos en muchas de los edificios, como en la Gran Taberna, la Tienda de las Jarras (cuatro jarras pintadas en la puerta), la Sede de los Sacerdotes Augustales y sobre todo la Casa de Neptuno y Anfitrite, cuyo nombre se debe a los espectaculares mosaicos que decoran su ninfeo. Las calles estaban desiertas como una ciudad fantasma, detenida en el tiempo. Al final está la antigua playa, todavía húmeda, aunque ahora dista kilómetros del mar. Sobre ella el corte dado a las cenizas para descubrirla. A ojo mas de 20 metros de cenizas sobre la desdichada Herculano.

En Pompeya, mucho más grande, no estabamos tan solos. Estaba llena de turistas por todas partes. Se fundó en el siglo VII a.C., por una civilización mezclada de elementos autóctonos, etruscos y griegos, y se convirtió en colonia romana en el 80 a.C. Después de la erupción del Vesubio, la ciudad cayó en el olvido. Fue descubierta y parcialmente excavada en época de Carlos III de Borbón, por entonces Rey de Nápoles. Empezamos la visita por la basílica, el foro, el templo de Júpiter y los Edificios de la Administración Pública. Los graneros del foro, antiguo mercado de frutas y hortalizas, están hoy dedicados a almacén de restos arqueológicos. Contienen vaciados en yeso de víctimas de la erupción, ánforas, y objetos diversos sacados de las excavaciones.

Luego vimos casas, termas, panaderías, templos, puertas, tabernas.Casa del Fauno, Pompeya Particularmente nos llamó la atención la enorme casa del Fauno, donde estaba además de la estatuilla del fauno, el espectacular mosaico de la batalla de Isos donde el macedonio Alejandro Magno se enfrentó contra los persas de Dario, que se conserva en el museo de Nápoles. La casa del poeta trágico con su famoso mosaico de la entrada de un perro atado con cadena y la inscripción CAVE CANEM (cuidado con el perro); la necrópolis, a la salida de la ciudad por la puerta de Herculano; la casa de los Vetii, que eran dos libertos adinerados, con sus famosísimos paneles pintados con rojo pompeyano y con escenas mitológicas;Venus de la Concha el lupanar, con sus recuadros pintados con escenas eróticas; la casa de la Venus de la concha. Todos nos dispersamos por calles y plazas y cuando conseguimos reagruparnos, salimos para visitar la Villa de los Misterios, saliendo de la ciudad por la Puerta de Herculano y la Necrópolis.

Visitamos la villa, con copias de las pinturas de las paredes que decoraban el triclinium, un gran fresco con escenas de ritos de iniciación en los misterios dionisíacos o de iniciación de la mujer en la vida de casada. Por la tarde, la calle de los prostíbulos, el teatro piccolo y el grande, el anfiteatro, el foro, y algunas otras villas recomendadas en la pequeña guía que nos habían entregado con la entrada.

Al día siguiente, salimos temprano hacia la Costa Amalfitana, pero a Jesús se le ocurre que podemos visitar antes una villa que había a la salida de Pompeya: la Villa San Marcos. Merece la pena la visita. Mas que nada por la situación de la villa en el paisaje, en alto, dominando la bahía de Nápoles. Por lo demás debió ser una villa fastuosa, pero sus pinturas han sido arrancadas de las paredes e ignoramos si fueron a parar a museos o a colecciones particulares.

Una vez en Amalfi, visitamos la catedral, románica con su torre campanario del siglo XIII. También el claustro del paraíso. El jardín está rodeado de una columnata con arcos ojivales entrelazados sobre columnas pareadas, a la manera de San Juan de Duero. En el museo lo más destacado es un irrete episcopal de piedras preciosas, una capilla de la antigua iglesia con restos de pintura medieval y la cripta con pinturas en toda ella y un altar barroco demasiado grande para el espacio que lo alberga.

Llegamos a Paestum, después de contemplar granjas donde se crían las búfalas de las que se saca la leche para hacer la mozzarella. De forma distraída íbamos charlando cuando a la vuelta de la taquilla de las entradas, nos quedamos todos mudos y parados de la impresión. La primera visión de Paestum es soberbia. Aparecen de pronto los tres templos, a la dorada luz del atardecer, casi intactos. Primitivos pero a la vez equilibrados en su composición, realzados por ser lo único en pie entre restos arruinados y pinos piñoneros. Para aumentar el dramatismo de la visión, el cielo del fondo era el gris plomo de los restos de la tormenta que nos había seguido desde Sorrento.

Templo de Neptuno, PaestumEra la antigua Poseidonia de los griegos, donde surgió uno de los más importantes conjuntos arquitectónicos dóricos. Dentro de los 4.700 metros del perímetro de sus muros arcaicos se elevan los tres templos: El Templo de Neptuno del siglo V a.C. de perfecta e imponente estructura; la Basílica, el templo más antiguo de Paestum (mitad del siglo VI) con 50 columnas y capiteles arcaicos, y el templo de Ceres, junto al museo. Hay otras ruinas tanto griegas como romanas, pero la espectacularidad de los templos las ensombrecen.

El cielo amenazaba lluvia, pero no llegó a llover. Finalmente entramos en el museo. Francamente recomendable. Contiene metopas y otros elementos de decoración de los templos. Algunos conservan la policromía. Son muy diferentes a los que se pueden ver en el Museo Británico, que son del siglo IV aC, ya que éstos son del siglo VI y V aC. La impresión es la de una civilización todavía titubeante pero con un gran anhelo por lograr la perfección. Además en el museo están expuestas diversas tumbas griegas de la época, pintadas interiormente, como la famosa del “saltador”, en la que se ve a un hombre saltando de cabeza al mar.

CAPÍTULO II

DE LOS ESPLÉNDIDOS BRONCES DE LOS GUERREROS DE RIACE. EL PASO DEL ESTRECHO DE MESSINA. LAS ISLAS DE FUEGO Y AZUFRE, REINO DE EOLO. ARRIBO AL MEDITERRÁNEO (HOTEL).

Los bronces de Riace, de tamaño algo mayor del natural, representan a dos guerreros en actitud relajada (después de haber matado al enemigo, al parecer). La postura y el detalle son casi perfectos, resaltando los detalles de los cabellos y las incrustaciones de hueso para hacer el blanco de los ojos y los dientes. Son muestra casi única de la escultura griega en bronce del siglo V a.C.

Según lo previsto, llegamos al puerto de Villa San Giovanni y embarcamos. Ibamos contemplando la costa peninsular y la siciliana y en 30 minutos llegamos al puerto de Messina, poniendo rumbo a Milazzo, desde donde volvimos a embarcar para Vulcano.

Vulcano forma parte de las islas Eolias o Eolidas, por el dios Eolo que las habitaba. Es un archipiélago situado en el mar Tirreno del que forman parte otras islas: Lípari, Strómboli, Salina, Panarea, Filicudi y Alicudi. Los antiguos consideraban a Vulcano como la morada del dios del mismo nombre. Su interés reside no solo en las espectaculares vistas de todas las islas que hay desde la cima de su volcán, sino también en los manantiales de agua caliente,Puerto de Vulcano, con las Eólidas al fondo fumarolas, emanaciones sulfurosas y barros donde la gente se cura sus males.

Nada mas llegar subimos directamente al volcán. Se dominan todas las islas, especialmente Stromboli y Lípari. Surgen fumarolas aquí y allá, con su característico olor a azufre. De vuelta en el pueblo, fuimos a la playa donde están los baños de barro, que no probamos, pero si metimos los pies en el agua para refrescarnos. Regresamos a Milazzo, para luego ir a Catania.

Catania surge a los pies del Etna. Mantuvo una posición de gran prestigio durante la Edad Media, particularmente con los Aragoneses que en 1434 fundaron la Universidad. Un terremoto la destruyó en 1693, y fue reconstruida en el siglo XVIII. Salimos a cenar al restaurante dei Caballieri, recomendado por la chica del hotel. La cena fue estupenda, pero a decir de algunos un poco escasa. El Maitre Antonio nos agasajó con su forma de destripar el pescado con dos aprendices que no perdían detalle y gran pompa. Era una terraza adornada como un escenario de teatro. En Sicilia, los precios nos sorprendieron por lo normales en la comida.

 

 

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