Suena el despertador
en la oscuridad de la habitación del riad Assia: son las
cuatro de la mañana. Cogemos el equipaje y por las estrechas
calles lo transportamos hasta la plaza Djemaa el Fna donde nos esperan
las furgonetas para llevarnos hasta Imlil, pueblo bereber situado
al pie de las montañas. Estamos en la ciudad de Marrakech
al oeste de Marruecos y pretendemos ascender al Toubkal.
El Jebel Toubkal con 4.167
metros de altitud es la cumbre más alta del norte de África.
Se encuentra en la parte occidental del Atlas Marroquí. Esta
cordillera se formó en la era terciaria por la colisión
de las placas Euroasiática y Africana y está situada
entre el Océano Atlántico y el desierto del Sahara.
La agencia Nanuk Experience de Madrid organizaba una salida para
subir al Jebel Toubkal. En el grupo iban mis hijos: Agustín
(Tino) como uno de los guías y David de guía acompañante
con su esposa Isabel. En total veinte personas

Nogales
en Imlil
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Salimos
de Marrakech montados en dos furgonetas. Según nos
acercamos a las montañas comienza a amanecer, un
sol grande y rojo emerge lentamente sobre la bruma de la
mañana. En poco más de hora y media llegamos
a Imlil que está a unos 60 kilómetros de Marrakech
y a 1740 metros de altitud. Esta zona está poblada
por bereberes que se dedican a la agricultura y al pastoreo,
aunque en la actualidad también el turismo les proporciona
ingresos. En Imlil se ajustan los últimos preparativos
y dejamos lo más pesado del equipaje para que los
suban los burros.
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La organización
del viaje es muy buena y están cuidados todos los detalles
para proporcionar la comodidad necesaria a los viajeros.
Estamos a últimos
de Mayo y hace un día esplendido para caminar, la niebla
asciende desde los valles y un agradable viento nos acompaña.
Los guías marcan un ritmo suave de marcha para que el organismo
se vaya aclimatando a la altitud. El camino se mete por un bosque
de nogales en el que hay algún ejemplar centenario y rodea
las huertas y los canales que las irrigan. Al poco llegamos a un
valle amplio por donde discurre el río que nace en las montañas
hacia donde nos dirigimos. Desde el valle se divisa la imponente
cordillera del Atlas y el macizo del Toubkal.
El sendero se empina
y el paisaje se reseca, sólo algunas sabinas retorcidas
emergen entre los caos de rocas. En algunos tramos vemos unas
pequeñas cabras que triscan la escasa hierba que crece
en estos parajes. Ellas y los burros que transportan las pesadas
cargas en ambos sentidos, serán los únicos animales
que veremos en el camino. Según ganamos altura a nuestra
derecha el río se precipita encajonado formando pequeñas
cascadas. |
Camino
del refugio
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Aproximadamente a mitad
del camino y a 2.350 metros de altitud, llegamos a la aldea de Sidi
Chamharouch, donde hay un santuario bajo una enorme piedra pintada
de blanco al que llegan peregrinos para pedir a un genio (djin),
que se supone está debajo de la gran piedra, curaciones para
las enfermedades mentales. Las mujeres que peregrinan hasta aquí
lo hacen para pedir quedarse embarazadas.
Al salir de la aldea el camino
se endurece, ascendemos por fuertes rampas zigzagueantes quedando
a nuestra izquierda el embravecido río. Al superar este tramo
aparecen desperdigados por el camino un par de chamizos que ofrecen
té o bebidas refrescantes enfriadas mediante el agua de las
fuentes que canalizan con tuberías. En uno de ellos nuestra
organización nos ha dejado un almuerzo para recuperar fuerzas.

Acampada
junto al refugio
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Ya
repuestos seguimos ascendiendo por buen camino teniendo
siempre enfrente el macizo del Toubkal. Más adelante
aparecen neveros en las umbrías y se divisan los
refugios que son la meta a conseguir hoy después
de haber superado un desnivel de 1.500 metros. Son dos:
el refugio Moufflon y el del C.A.F. de Casablanca que están
a 3.207 metros de altitud. Al lado de este último
tenemos instaladas las tiendas de campaña donde dormiremos
esta noche.
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Al poco de
llegar avisan que la comida está preparada en el interior
del refugio. Nos sentamos
en una larga
mesa donde se distribuyen fuentes de aproximadamente un metro de
diámetro llenas, fundamentalmente, de arroz blanco con verduras
y legumbres.
Después
de descansar, David nos hace un completo ejercicio de estiramientos
que se repetirá después de cada caminata. Luego en
una gran jaima nos sirven té con pastas. Acabada la merienda
ascendemos unos 200 metros de desnivel y permanecemos en esa cota
una ½ hora para continuar nuestra aclimatación a la
altura. Cuando descendemos el sol se ha ocultado entre las montañas
y la temperatura ha bajado considerablemente. Toca abrigarse.
La cena se realiza también en
el refugio donde se repite la abundancia de comida, esta vez “harira”
(sopa de legumbres) y “tajin” de cordero. Después
de cenar los guías nos dan las últimas instrucciones
para la ascensión al Toubkal y nos metemos en las tiendas
pues mañana hay que madrugar.

Subiendo
al Toubkal
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Comenzamos el
día a las cuatro de la mañana con un desayuno
calórico en el interior del refugio. Preparamos las
mochilas para la ascensión y con los frontales encendidos
comenzamos a caminar mientras una hermosa luna llena se
oculta detrás de las montañas y en el collado
al que nos dirigimos brilla el lucero del alba. Nos dividimos
en dos grupos cada uno dirigido por un guía.
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Primero cruzamos el
río convertido ahora en un rugiente arroyo de montaña
por un puente de nieve helada, luego atravesamos un nevero muy expuesto
de nieve muy dura donde los guías instalan unos pasamanos.
Según ascendemos cruzando neveros y pedreras, a nuestra espalda
se enciende el monte Biguinnoussene con la luz del amanecer. Las
rampas son fuertes y algo resbaladizas por la piedra suelta. Pasamos
por algunos campos de nieve donde la erosión ha creado pequeñas
formas puntiagudas y por fin llegamos al collado Tizi n’Toubkal
que ronda los 4.000 metros de altitud. A nuestra derecha se levanta
la mole del Toubkal Oeste de 4.030 metros y detrás de él
se yerguen las cumbres del Ras de 4.083 metros. Hacia el este se
extienden más cadenas de montañas y a lo lejos se
divisan llanuras de aspecto yermo.
La cima del Toubkal, hacia donde nos dirigimos, no se ve desde
este punto, pero según seguimos ascendiendo por la
cresta aparece la meta deseada. En la cumbre a 4.167 metros
de altitud, se desborda la alegría: hemos llegado a
la cima toda la expedición. Un monumento de hierro
con banderas multicolores flotando al viento indica el punto
más alto de la Cordillera del Atlas.
La bajada la realizamos
por las mismas sendas que la subida extremando la precaución
en las zonas resbaladizas. Al llegar al |
Cima del Toubkal desde la cresta
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refugio nos
está esperando una abundante comida compuesta principalmente
de pasta. Recomponemos el equipaje para cargarlo en los burros y
empezamos a descender. El día de hoy va a ser largo puesto
que después de subir y bajar los casi 1.000 metros de desnivel
que separan la cumbre del Toubkal del refugio, tenemos que seguir
bajando otros 1.500 metros hasta la aldea bereber de Aroumd (Aremd)
donde nos alojaremos en un “gîte d’etape”.
Descendemos por el mismo camino
por el que habíamos subido haciendo pequeñas paradas
para hidratarnos, hacer fotos y sobre todo dejar pasar a los burros
que transitan en ambos sentidos. Al llegar a las proximidades de
las zonas habitadas, las lugareñas están segando la
hierba que luego cargan sobre sus espaldas, de forma que vistas
por detrás, sólo se ve un enorme montón verde
con dos pies debajo. Para encontrar el albergue preguntamos a los
chiquillos de la aldea y uno de ellos nos guía hasta él.
Aún nos queda superar unos 200 metros de desnivel por calles
estrechas y empedradas para llegar al codiciado descanso.
El albergue de Hassan está situado a 1960 metros
de altitud. Al trasponer la puerta nos encontramos con un
bonito jardín con flores y árboles frutales.
Las habitaciones tienen tres o cuatro camas cada una y en
los aseos a compartir hay duchas con agua caliente. La merienda
de bienvenida consiste en una masa frita de sabor parecido
a los churros con abundante té. Después del
aseo y el descanso vienen las charlas y una copiosa cena
típica marroquí a base de “cus-cus”
y “tajin |

Aldeas berberes en el valle de Imlil
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A la mañana siguiente, esta
vez sin prisas, bajamos por entre los huertos oyendo el murmullo
del agua que corre por las acequias hasta Imlil donde nos esperan
las furgonetas para trasladarnos a Marrakech.
En Marrakech tenemos tiempo para deambular
por el zoco y comprar recuerdos, eso sí, regateando a tope.
Dentro de esta gran Medina visitamos los monumentos más
característicos como la Medersa Alí ben Youssef
y la Koubba Ba’adiyn. También nos da tiempo de ir
a la zona de las tenerías donde curten y tiñen las
pieles, lugar muy interesante a pesar del olor. Por la noche transitamos
por la bulliciosa plaza de Djmaa el-Fna y en la terraza de un
riad hacemos la cena de despedida.
www.nanukexperience.com
Para
saber más:
Lo
que dice la Wikipedia (en inglés y con fotos antiguas)
http://en.wikipedia.org/wiki/Toubkal
Información sobre el refugio del Toubkal
http://www.madteam.net/refugios/toubkallouisneltner3207m/
Descripción gráfica de la ruta
http://gsm.org.es/actividades/rutas/rutas-atlas/toubkal/
Versión
en pdf (338 kb)