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La necrópolis de Carrowkeel | ||||||
VIAJES Y VIAJEROS |
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Dólmenes como atalayas
En la carretera de Sligo a Boyle has de tomar una pequeña desviación al oeste en el pueblecito de Castlebaldwin. Allí, tras unos kilómetros de carretera también hacia el oeste, un camino que serpentea entre prados interminables te llevará hasta las montañas Bricklieve, colinas con forma de meseta que se divisan al fondo de un pequeño vallejo. En sus cimas, a modo de pequeñas atalayas, descubrirás más de una decena de tumbas neolíticas de corredor. Es el lugar conocido como Carrowkeel, uno de los conjuntos dolménicos más atractivos y mejor conservados de Irlanda.
El vehículo debe quedarse junto a la cerca que cierra el camino casi al fondo del valle, para proseguir luego a pie por un sendero bien trazado que se ajusta a la falda de las colinas. Después de unos 15 minutos, a ambos lados de la pista aparecen indicaciones de los dólmenes próximos, a los que se accede por pequeños senderos.
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En cada colina pueden encontrarse varias tumbas de corredor (cairn en gaélico) diseminadas en aparente azar. Sencillos carteles marcan el emplazamiento de las más frecuentadas y mejor conservadas, un puñado en la colina principal y en el camino de acceso (las señaladas con las letras C a L). Pero con un poco de curiosidad y tiempo, adentrándose por los senderos locales, pueden verse con facilidad unas cuantas más, hasta llegar a 14. Entre matorrales y hierbas ralas, en las zonas más llanas de los cerros sobresalen unos amontonamientos de piedra suelta con forma casi piramidal. Unos están muy dispersos, mientras otros se acumulan en la misma colina formando pequeños grupos.
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Paisaje de las montañas Bricklieve; el Lough Arrow al fondo Lo primero que llama la atención al llegar allí es el excelente lugar que eligieron las gentes neolíticas de estas tierras para colocar su necrópolis, una atalaya inmejorable, pues desde lo alto de las colinas se contempla al este el enorme Lough Arrow y los pequeños vallecitos que se abren entre éste y las montañas circundantes, y hacia el norte el amplio horizonte que termina en las siluetas del Ben Bulden y Knocknarea, dos montes de formas inquietantes en las inmediaciones de Sligo. El panorama es impresionante: lagos, prados verdes, suaves montañas, y al fondo, en el horizonte, la costa atlántica.
Lo segundo que no pasará desapercibido a un viajero curioso es la localización y orientación de las tumbas. Las colinas sobre las que están situadas son suaves, de escasa altura y terminadas todas ellas en plataformas con aspecto de pequeñas mesetas de forma irregular. La erosión y la geología han dispuesto que tales mesetas se alarguen de sudeste a noroeste, y la mano del hombre ha colocado todos los dólmenes en los extremos más septentrionales de cada plataforma de las colinas, que a veces son los más elevados, pero no siempre; no parece haberse elegido el lugar más alto para colocar cada dolmen, sino el mejor orientado.
Cada tumba presenta al exterior un túmulo de piedra suelta, con una elevación que oscila entre 2 y 6 metros, en cuya cara noroeste suele abrirse la entrada. Un corredor estrecho y bajo, formado por grandes losas de piedra, desemboca en un habitáculo algo más ancho, la cámara funeraria propiamente dicha, en la que a veces se abren pequeñas hornacinas o huecos que hacen más amplio el espacio, llegando incluso a darle aspecto cruciforme a algunas cámaras. Nada ajeno a las miles de tumbas de corredor existentes en otros lugares, salvo por la constante orientación noroeste de la entrada y el corredor.
En las construcciones megalíticas de toda Europa o el Mediterráneo es común encontrar los pasillos de acceso orientados al orto o al ocaso del sol, con ciertas variaciones (1); incluso en la misma Irlanda son famosas las alineaciones solares de sitios como Newgrange, donde al amanecer, en el solsticio de invierno, el sol penetra por encima del dintel de la puerta e ilumina la cámara central. Pero la orientación de un conjunto dolménico al norte, o norte-noroeste, llama la atención por lo extraño y poco común.
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Interior de la tumba K En el caso de Carrowkeel la mayoría de los corredores y sus accesos están orientados más o menos entorno al grado 320, una dirección que solo con mucho esfuerzo, y en unas pocas tumbas, puede hacerse coincidir con el ocaso en el solsticio de verano. Así puede comprobarse en la tumba G, que dispone de un pequeño tragaluz encima del dintel de la puerta, al estilo del que hay en Newgrange, por cuya esquina izquierda el 21 de junio asoma el sol en su ocaso más septentrional.
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Cairn G Repasando los estudios de arqueoastronomía, se constata lo poco frecuente de las alineaciones dolménicas hacia occidente. Éstas solo son comunes en el entorno del Ródano, junto a la localidad de Fontvieille (Francia), y en casos contados del Ampurdán, en Cataluña (2). Además ninguno de los casos documentados en estos lugares tiene una orientación tan septentrional como la que encontramos en Carrowkeel, a escasos 40º del norte magnético.
Sin embargo puede no ser tan raro si uno pone atención a varios elementos geográficos: el primero de ellos es, desde luego, la latitud de Irlanda, y del condado de Sligo en concreto, 54’5º N, tan al norte que el sol, en el solsticio de verano, tiene un ocaso mucho más septentrional que en otras tierras de megalitos. El segundo elemento es el paisaje: Carrowkeel se halla en un área abundante en hallazgos arqueológicos del Neolítico y la Edad del Bronce. En las colinas próximas se encuentran otras tumbas dolménicas y algunas cuevas con enterramientos (en Kesh Corran); las tierras bajas junto al Lough Arrow tienen asentamientos neolíticos; y en las inmediaciones de Sligo, al norte, pueden visitarse dos enclaves interesantes: la gran necrópolis neolítica de Carrowmore, con casi 40 tumbas de corredor, algunas rodeados de círculos de piedra, y junto a ella Knocknarea, un monte aislado en el paisaje en cuya cima se encuentra un túmulo monumental que se eleva como una pirámide en miniatura. Pues bien, este monte es visible desde casi toda la comarca, elevándose sobre el horizonte al borde del mar; y desde Carrowkeel se distingue perfectamente como un hito al dirigir la mirada justo hacia el noroeste. Es innegable el carácter especial que tienen Knocknarea y su túmulo, pues incluso en la actualidad se le considera un lugar enigmático, atractivo por su localización y posible lugar de la tumba de la mítica reina Maeve de Connaught. A todo esto, aún está sin excavar.
No pretendemos quitarle valor a la posible alineación de las tumbas de Carrowkeel hacia el sol poniente del solsticio de verano, un fenómeno astronómico sin duda llamativo, pero atendiendo a su coincidencia un tanto forzada y a la atracción que ejerce Knocknarea sobre cualquiera que visite la región, con su presencia casi constante, nos inclinamos a pensar que estamos ante un caso de alineación paisajística; esto es, que las tumbas de corredor de Carrowkeel fueron construidas siguiendo un patrón que obligaba a dirigir su entrada hacia ese monte aislado donde se encuentra el mayor túmulo de la región. El espacio donde se sitúa Knocknarea, un pequeño saliente de tierra en la bahía de Sligo, parece haber tenido una significación religiosa especial en tiempos prehistóricos: además del gigantesco túmulo con aspecto piramidal, en su entorno se situaron cientos de tumbas megalíticas, entre las que destaca el conjunto de Carrowmore ya mencionado. Sin duda existía alguna relación simbólica entre el monte y las necrópolis colocadas en sus inmediaciones. Quizá una tradición de siglos marcase aquel lugar como un área sacra relacionada con los ritos funerarios.
El atractivo paisajístico no termina en Knocknarea, pues un poco más al norte se perfila una extraña formación montañosa, el Benbulden, un monte que destaca como una meseta elevada por encima de las llanuras costeras. Sin embargo, pese a su forma llamativa no podemos considerarlo como posible referencia para los constructores de las tumbas de corredor, por la subjetividad de tal estimación a los ojos del visitante del siglo XXI.
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Cairn K Los casos de aparente alineación por motivos paisajísticos se tienen en cuenta cada vez con más frecuencia por la arqueoastronomía y la arqueotopografía, como una manera de dar luz, en cierta medida, a las incógnitas que plantea la situación de los conjuntos dolménicos y otras construcciones megalíticas cuando no pueden explicarse por cuestiones astronómicas. Uno de los casos más llamativos es el del dolmen de Menga (Antequera, Málaga). Este gigantesco sepulcro megalítico está orientado hacia el noreste (45º), y los intentos de buscarle una explicación astronómica a esta orientación siempre han resultado fallídos. Pero la presencia de una montaña de curioso relieve justo en esa dirección, la Peña de los Enamorados, parece ser la respuesta a una orientación tan poco frecuente (3).
La visita de Carrowkeel resulta gratificante tanto por la belleza del paisaje como por los peculiares restos arquitectónicos que pueden encontrarse allí, pero también porque se puede constatar el placer de descubrir interesantes mensajes paisajísticos; a veces una brújula, un mapa y grandes dosis de curiosidad son inmejorables compañeros de viaje.-------------------
(1) Belmonte, J.A., coordinador, Arqueoastronomía Hispana, Equipo Sirius, Madrid, 2000
(2) Belmonte Avilés, J.A. y Hoskin, M., Reflejo del Cosmos. Atlas de Arqueoastronomía en el Mediterráneo Antiguo, Equipo Sirius, Madrid 2002, pp. 63-65 y 117-125
(3) Idem, pp. 77-79
Para saber más:
Datos prácticos:
Desde Sligo dirigirse al sur por la N4, y al llegar al Castlebaldwin, en el centro del pueblo girar a la derecha, hacia el oeste. La pequeña carretera se adentra entre las fincas y tras un par de km. se distingue un cartelito que indica la dirección del sitio arqueológico de Carrowkeel (siempre a la izquierda). Nada más abandonar Castlebaldwin ya se divisan las colinas Bricklieve. La pista serpentea hasta llegar a un estrecho valle, donde un portón cierra el paso a los vehículos. Es recomendable dejar el coche allí y continuar a pie por la pista, aunque hay gente que sigue con el coche hasta las cercanías de la tumba G.
Si se llega desde Boyle simplemente hay que girar a la izquierda en el mismo punto de Castlebaldwin (ver mapa).
Abierto todos los días. La entrada es libre. Alojamientos en Boyle, Castlebaldwin y especialmente en Sligo, con buenos lugares para escuchar música.
Jesús Sánchez Jaén
jsjaen@nodo50.org
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